angelitesand

Belladonna se planta firmemente ante el holograma que se materializa en el aire. La enorme felina se había encerrado dentro de su oficina, a pesar de las protestas de Everance y otros compañeros. Había marcado el número de la Tablet del coronel Gautemalk posiblemente un centenar de veces. Por fin el oficial coyote se dignaba a contestarle. “Sabia que ibas a reventar mi Tablet con tus llamadas, después de que recibieras el aviso de la orden de captura de tu humano”, dice tranquilamente Gautemalk. “¿Por qué te llevaste a Maximus acusándolo de tener muladhajara?”, inquiere Belladonna sin nada de ética ni cortesia. “Sabes perfectamente que los exámenes que se le realizaron salieron negativos”. “Me bajas el tonito, Belladonna. No dudo de tu eficiencia, ni la de tu personal”. Respondele el canino. “Pero tampoco dudo de tu capacidad de ocultar ciertos datos cuando te conviene. Y en lo que respecta al humano, he notado que te has encariñado muy sospechosamente de él. Lo que podría